1. Obertura: Atmospheres (2:49)
    Gÿorgy Ligeti
  2. Título Principal: Also Sprach Zarathustra (1:41)
    Richard Strauss
  3. Requiem (6:33)
    Gÿorgy Ligeti
  4. Also Sprach Zarathustra (1:41)
    Richard Strauss
  5. El Danubio Azul (8:37)
    Johann Strauss
  6. Lux Aeterna (2:52)
    Gÿorgy Ligeti
  7. Gayaneh Ballet Suite (Adagio) (5:16)
    Aram Kachaturian
  8. Jupiter y más allá : (15:13)
    1. Requiem
    2. Atmospheres
    3. Adventures (modificado)
      Gÿorgy Ligeti
  9. Also Sprach Zarathustra (1:41)
    Richard Strauss
  10. Créditos: El Danubio Azul (8:37)
    Johann Strauss


     2001: una odisea espacial significa en la filmografía de Stanley Kubrick, su primer paso encaminado a controlar el apartado musical de sus producciones. En sus anteriores películas la banda sonora estaba realizada por músicos de categoría que habían creado temas más o menos adecuados a las imágenes del film. Es el caso de Gerald Fried en sus primeras películas, de Alex North en Spartacus (Espartaco, 1960) de Bob Harris y Nelson Riddle en Lolita (1962) y de Laurie Johnson en Dr. Strangelove (¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, 1963). En 2001 Kubrick inicia su peculiar selección de temas musicales que luego se extendería a sus posteriores films, como Clockwork Orange (La Naranja Mecánica, 1972), donde es ayudado por Walter Carlos, Barry Lindon (1975) con adaptaciones clásicas a cargo de Leonard Rosenman, y The Shining (El resplandor, 1980) de nuevo con Walter Carlos.

     Si Kubrick consiguió aciertos indiscutibles en ese campo, también es cierto que para 2001 debió renunciar a Alex North, que ya había escrito su partitura, que permaneció escondida y olvidada durante muchos años, hasta que en 1.993, de la batuta del gran compositor Jerry Goldsmith, fue grabada en los estudios de Abbey Road en Londres.

     2001 es un clásico indiscutible, la película definitiva sobre las atmósferas estelares, la obra maestra (y como tal, punto de partida para una oleada de imitaciones) de la ciencia-ficción espacial. Pero también lo es por su peculiar banda sonora, oscilante entre dos polos opuestos que fusionados no se repelen si no que consiguen el milagro de atraerse y envolver el film como un celofán transparente. Esos bornes son, por un lado, la música clásica en su sentido tradicional, y, por el otro, la vanguardia innovadora, el progresismo musical. Es decir Johann Strauss, Richard Strauss y Aram Kachaturian a la derecha, y Gÿorgy Ligeti a la izquierda. 

     El técnico, el crítico o el espectador normal, podrían estar más de acuerdo con la visión fantasmal o ultramoderna de un mundo de astros y estrellas representada por la música de Ligeti, ya que al fin y al cabo es una música muy adecuada para insinuar esa sensación de vacío, ese temor a lo desconocido, esa soledad del hombre. Por ello, resultó más chocante que Kubrick optase por un vals vienés para arropar la suprema coreografía de los astros bailando, mientras las naves flotan -danzan- a su alrededor.


     Joan Padrol
CINE&MÚSICA
Salvat Editores - 1987
(y elaboración propia)